El interés del pueblo romano por el agua y su preocupación por disponer de este recurso en abundancia ha sido muy importante.
En la metrópoli la preocupación prolongada durante muchos siglos por asegurar un abastecimiento de agua abundante y continuo todavía está patente en los importantes restos que allí se conservan: once largas conducciones con sus respectivas tomas (casi siempre alejadas de Roma para asegurar agua de calidad), numerosas termas (algunas con edificios grandiosos) y un sinfín de fuentes, muchas de ellas ornamentales, asombran al que tiene ocasión de observarlas.
Muchas de estas actuaciones tuvieron un cierto carácter propagandístico, pues con ellas quedaba patente la eficiencia propia del mandatario que, en cada caso, ordenó construirlas y también la del estado al que representaba o dirigía, en un tema tan importante como es la disponibilidad del agua.
Los romanos, con criterios similares a los que guiaron su actividad en la metrópoli, aplicaron sistemáticamente sus conocimientos hidráulicos en los distintos territorios que fueron ocupando, entre ellos en Hispania, donde se conservan numerosos elementos de estas intervenciones, algunos de singular importancia y muy buen estado de conservación.
Esta entrada es excesivamente breve y, además, recuerda en demasía a otras páginas de internet.
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Ejemplos de acueductos, en Segovia y Elvas (a 14 kilómetros de Badajoz, en Portugal), siendo el último el más impresionante, os animo a que lo visitéis, y también la ciudad intramuros.
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