Hoy en día, en la era de la información y la tecnología, no conocemos por completo los secretos que esconde nuestro planeta, los sistemas de información geográfica brindan a los expertos imágenes de todo el globo, los biólogos estudian cada especie nueva al milímetro, cada año se realizan modernos avances tecnológicos, y así en todos los campos o disciplinas con la intención de conocer mejor nuestro mundo; sin embargo, hay una duda que me asalta... ¿seremos capaces de acabar nuestro puzzle, seguiremos buscando piezas o desmontaremos el puzzle?, la idea de esta reflexión es centrarme en el último punto. No faltan ejemplos literarios o cinematográficos en los que el mundo se va al traste y la sociedad retrocede cientos de años o se modifica derrumbando todo lo establecido, en "El planeta de los simios" observamos un futuro en el que ésta especie domina el mundo desde una sociedad arcaica; también tenemos el ejemplo de "Hijos de los hombres", donde las mujeres han perdido la capacidad de concebir hijos y el ser humano está condenado a desaparecer en un mundo caótico de guerra en las calles dentro de una ciudad amurallada. Ahora bien, con motivo de mi lectura a reseñar de Historia I, "Geografía histórica de Europa" de N. J. G. Pounds, quiero poner de manifiesto un ejemplo real de este retroceso: el paso a la Edad Media.
Desde que las civilizaciones clásicas comenzaran a urbanizar el territorio, creando las llamadas "polis", Europa fue creciendo en toda serie de ámbitos (social, demográfico, urbano, político, agrícola, comercial...) hasta llegar a la cumbre en el siglo II d.C., desde la cuál la sociedad occidental comenzó su descenso a finales del siglo III, momento en el que encontró cada vez más dificultades, el imperio de occidente entró en crisis hasta caer definitivamente en la segunda mitad del siglo V. Citando las palabras de Pounds:
"Raramente ha ocurrido en el curso de la historia humana que una cultura material se haya eclipsado hasta el punto de que se pierdan las capacidades, se olviden las tecnologías y desaparezca toda una forma de vida"
Cierto es que en el transcurso de la historia ha habido momentos de oscilación, pero no había una perdida irremediable del avance; en este caso se podría decir que en la Edad Media se produjo un proceso de crecimiento nuevo, diferente al modelo anterior y que tardaría siglos en alcanzar una prosperidad relativamente estable.
En la actualidad, hay un sentimiento generalizado de cambio, algo que no se achaca a la crisis económica exclusivamente, no es un cambio definible, un devenir profundo que introduzca una crisis social mundial, pero se deja entrever algo que se escapa a nuestro conocimiento. Algunos se dejan llevar por las interpretaciones de las teorías mayas que dicen que a finales de este año se acabará el mundo, en mi caso soy escéptico, sin embargo, pienso que dentro de ese sentir general de cambio hay algo de cierto, la cuestión es ¿nuestra sociedad es lo bastante estable como para no bajar un escalón en la historia?, a simple vista parece imposible que ocurra algo parecido a la caída del imperio romano, pero día a día veo una crisis existencial en gran parte de la sociedad que espera una chispa para todo ese combustible de ideas, algo se huele, se siente, se palpa la incertidumbre de un inminente cambio que todos esperan le de más sentido a sus vidas. Quizá a las generaciones jóvenes del llamado primer mundo nos lo han dado todo hecho y no tenemos pasión por avanzar, pero es lo que nos enseñaron cuando nos dijeron que nada era fácil y aún siéndolo tenemos acceso a estudios, casa y pan. Por supuesto, esto no incluye a todos los individuos, pero dudo que alguna persona sin sentirse identificada con esto pueda decir que no conoce más de un caso en gente de su alrededor.
Vivimos en sociedad y como individuos sabemos que no pasará nada porque unos pocos no rememos para llevarla a buen puerto, falta conciencia colectiva, la población española y europea está envejeciendo, el recambio generacional es complicado puesto que la natalidad es muy baja y, aunque ahora mismo se vea como algo impensable, quién sabe si el día de mañana no habrá que reconstruir nuestra sociedad.
Cierto es que en el transcurso de la historia ha habido momentos de oscilación, pero no había una perdida irremediable del avance; en este caso se podría decir que en la Edad Media se produjo un proceso de crecimiento nuevo, diferente al modelo anterior y que tardaría siglos en alcanzar una prosperidad relativamente estable.
En la actualidad, hay un sentimiento generalizado de cambio, algo que no se achaca a la crisis económica exclusivamente, no es un cambio definible, un devenir profundo que introduzca una crisis social mundial, pero se deja entrever algo que se escapa a nuestro conocimiento. Algunos se dejan llevar por las interpretaciones de las teorías mayas que dicen que a finales de este año se acabará el mundo, en mi caso soy escéptico, sin embargo, pienso que dentro de ese sentir general de cambio hay algo de cierto, la cuestión es ¿nuestra sociedad es lo bastante estable como para no bajar un escalón en la historia?, a simple vista parece imposible que ocurra algo parecido a la caída del imperio romano, pero día a día veo una crisis existencial en gran parte de la sociedad que espera una chispa para todo ese combustible de ideas, algo se huele, se siente, se palpa la incertidumbre de un inminente cambio que todos esperan le de más sentido a sus vidas. Quizá a las generaciones jóvenes del llamado primer mundo nos lo han dado todo hecho y no tenemos pasión por avanzar, pero es lo que nos enseñaron cuando nos dijeron que nada era fácil y aún siéndolo tenemos acceso a estudios, casa y pan. Por supuesto, esto no incluye a todos los individuos, pero dudo que alguna persona sin sentirse identificada con esto pueda decir que no conoce más de un caso en gente de su alrededor.
Vivimos en sociedad y como individuos sabemos que no pasará nada porque unos pocos no rememos para llevarla a buen puerto, falta conciencia colectiva, la población española y europea está envejeciendo, el recambio generacional es complicado puesto que la natalidad es muy baja y, aunque ahora mismo se vea como algo impensable, quién sabe si el día de mañana no habrá que reconstruir nuestra sociedad.
Interesantísima reflexión, Javier, en especial porque denota sensibilidad y esfuerzo. Bien compuesto.
ResponderEliminarAtentamente,