martes, 29 de noviembre de 2011

¡Qué difícil es esto del blog!


Llevo unos días dándole vueltas a eso del “Blog”. Esa página en la que tanto dudamos y usamos el botón de retroceso, en la que nos atascamos y lo que en nuestra cabeza sonaba genial en el blog son sólo un par de frases mal relacionadas. Quizá sea por eso. El caso es que echando un vistazo a nuestro blog he visto que es tremendamente (aburrido) impersonal. No nos mojamos, vamos a los seguro, huimos del qué dirán, no opinamos ni damos un punto de vista, no contamos una experiencia, una sensación o un sueño… y es que así, ¡qué difícil es esto del Blog!
Hoy quiero romper esta dinámica con un poco de Offtopic así que os voy a contar un poquito sobre un lugar remoto, de esos que descubres durante una buena tarde de Google earth, uno de esos lugares que apuntas en tu lista de destinos para el día que se te vaya la pinza, uno de esos que idealizas soñando despierto; con una vida tranquila lejos de preocupaciones y agobios, donde la vida es un poco más simple
Bueno, creo que ya le he dado bastante coba al tema y llega el momento de ir contando un poco de ese lugar. Se trata de Tristan da Cunha, un archipiélago lejos de todo lo que podemos imaginar, y que le ha valido para ganarse el título del territorio habitado más remoto de la tierra("lo dice el libro Guinness de los Records"). Está situado en el Atlántico Sur, a 2816 kilómetros de Sudáfrica y 3360 kilómetros de Suramérica. La isla habitada más cercana es Santa Elena a 2430 kilómetros al norte. Tristan da Cunha es británico, y forma parte de los territorios británicos de ultramar de Santa Elena y Ascensión.
Fue descubierta por el almirante portugués Tristan dan Cunha en la ruta hacia el Cabo de Buena Esperanza en el año 1506 y comenzó a aparecer en las cartas de navegación en el año 1509. Su descubrimiento no fue casualidad. Tristan está de camino en una de las rutas preferidas desde Europa al océano Índico por la existencia de vientos favorables. El desembarco lo realizó el buque holandés Heemstede en 1643 para reponer agua dulce, y alimento. Entre 1650 y 1669 expediciones holandesas estudiaron la posibilidad de convertir Tristan en una base de abastecimiento aunque nunca llegó a realizarse.
Durante el siglo XVIII los balleneros norteamericanos frecuentaron la isla. Pero el primer intento de asentamiento no llegó hasta el siglo XIX, en el año 1810. Fue llevado a cabo por Jonathan Lambert de Massachusetts en el intento de establecer una base comercial y duró hasta 1813. Al final, fue una guarnición británica 1816 la que se estableció para asegurar isla frente a franceses y estadounidenses.
El archipiélago de Tristan da Cunha está compuesto por 7 islas. La población se concentra en Tristan con 264 habitantes. En la isla Gough, a 395 kilómetros hay una estación meteorológica dotada con seis trabajadores, el resto de las islas están deshabitadas. La orografía del archipiélago no deja dudas de su origen volcánico con grandes islas en forma de cono de aspecto montañoso y grandes acantilados; de hecho, la zona donde se asienta Edimburgo de los siete mares, la capital de Tristan, es la única zona llana de la isla. El clima es subtropical con pequeñas variaciones entre las estaciones.
En cuanto a sus habitantes, el aislamiento y la baja población, hace que en la isla sólo haya 8 apellidos. Son agricultores y ganaderos. La principal fuente de ingresos de divisas es la fábrica de langosta y la venta de sellos y monedas a coleccionistas extranjeros.
Bueno, ¿qué opináis?, espero que os haya resultado… no digo interesante pero si diferente, y que os animéis a darle un poco de personalidad al blog, que ¡no somos máquinas!.
Si queréis mirar más en profundidad aquí os dejo un par de links http://www.tristandc.com/, http://www.tristandacunha.org/

domingo, 27 de noviembre de 2011

Mortalidad en el Antiguo Régimen

Las tasas de mortalidad son más difíciles de calcular por sus grandes variaciones y altibajos. Existían grandes diferencias regionales. A pesar de ello, podemos hablar de un abanico del 35 al 40 por mil, manteniéndose por debajo de la natalidad. Sin embargo, los períodos de crisis demográficas provocados por una mortalidad extraordinaria eran muy frecuentes. En estos períodos se alcanzaban habitualmente tasas de mortalidad del 100 por mil, y llegaban incluso al 400 por mil.
La mortalidad infantil era altísima, de un 100 al 200 por mil. De hecho, para que sobreviviera un hijo, la mujer debía concebir dos, tres o cuatro. En Madrid, por ejemplo, morían en torno al 60% durante la lactancia. ¿Por qué? A la debilidad natural del bebé hay que unir la mala alimentación y las pésimas condiciones higiénicas y de vida, con todo lo que ello representa para las infecciones.
La tasa de mortalidad femenina postparto era altísima y afectaba por igual a todas las capas de la sociedad, por malas práxis en el parto y las condiciones sanitarias y de higiene.
También existía una estacionalidad de la muerte. Tenía dos máximos: el mayor, a finales de verano y principios de otoño debido a las diarreas estivales y culminación de otras infecciones digestivas en adultos por putrefacción de alimentos. Además, era la época de mayor incidencia de la peste. El segundo pico se localizaba a finales de invierno, causado en este caso por las enfermedades respiratorias.
La crisis de mortalidad es un proceso demográfico de duración relativamente corta, que aparece de manera brusca, ostensible, y es percibida con nitidez por cualquier observador coetáneo o posterior a los hechos. Era un proceso muy evidente, espectacularmente atroz. Asimismo, la crisis demográfica constituía un período de unión entre uno ascendente y otro de estancamiento. Una crisis de mortalidad podía barrer en unos meses un crecimiento vegetativo de varias décadas; tenía una consideración social y económica de primer orden para aquellas gentes: al ser el único regulador, para las sociedades del pasado no hay cambio demográfico sino un antes y un después de una crisis demográfica (p. e. los castellanos recordaban la crisis del siglo de principios de 1507 como el “año del hambre”). El cronista Pedro de Alcocer lo narraría con especial expresividad:

“Bien se puede decir que en este año de quinientos e siete las tres lobas rabiosas andavan sueltas, que eran hambre, guerra y pestilencia: hambre, a dos ducados la hanega de trigo; pestilencia, cada día morían en Toledo ochenta cuerpos y más; guerra, en toda Castilla peleaban de noche y de día y avía grandes debates”

Este testimonio nos lleva directamente a las causas que daban lugar a una crisis de mortalidad: la guerra, el hambre y las epidemias
Las repercusiones de la guerra eran más indirectas que directas, esto es, las provocadas por los campos de batalla: los ejércitos estaban formados por hombres jóvenes que dejaban de trabajar en el campo, con la consiguiente incidencia sobre la producción agrícola. También se suspendían los matrimonios, aumentaba la presión fiscal; los ejércitos llevaban a cabo saqueos en poblaciones y eran focos de infección.
El hambre era un fantasma permanente, en especial desde el último tercio del siglo XVI. La producción agrícola –con una productividad bastante baja- se movía en muchos casos en términos de subsistencia, por lo que cualquier alteración de las condiciones del suelo o clima podía llevar a una crisis alimenticia. El hambre se originaba por las crisis cerealistas, producto de las alteraciones climáticas o de otros agentes naturales como la plaga (en especial, la langosta). La ausencia de alimentos se veía incrementada por las deficiencias en los sistemas de trasporte, lo que impedía que el excedente en una zona pudiera socorrer las carestías de otras.
Con respecto a las epidemias, destaca sobremanera la peste. Ésta era la gran “señora” de las crisis de mortalidad durante la Edad Moderna, en especial durante los siglos XVI y XVII. La peste es una enfermedad infecto-contagiosa producida por un bacilo, el Yasinia pestis o Pasteurella pestis que aparece en Europa en el siglo XIV. Las formas de manifestación eran dos: bubónica y pulmonar. La bubónica terminaba con la vida de un 40-90% de los enfermos en menos de una semana, y se caracterizaba por la expansión de manchas oscuras por el cuerpo –explosión de vasos capilares- y los bubones (inflamación dolorosa de ganglios). De ahí que a este tipo se le llamara la muerte negra. La peste pulmonar, por su parte, era aún más terrible: un 90 o 100% de los enfermos morían en dos días. La combinación de ambas podía producir una septicemia en cuyo caso no sobrevivía ninguno de los afectados, con fiebres de 42º y estados de delirio.
La transmisión podía ser directa o indirecta. La directa se producía por la picadura de la pulga de una rata negra con el bacilo. La indirecta tenía lugar mediante contacto con salivas en comida, pulgas humanas, piojos de seres infectados, etc. Las medidas de precaución más efectivas eran los cordones sanitarios. Sin embargo, la enfermedad permanecía siempre, aunque presentaba picos de actividad que daban lugar a períodos de una gran mortalidad. Entre las pestes que asolan Castilla destacan, en los siglo XVI y XVII, la de 1507, 1596-1602, 1647, 1652, 1676 y 1685. Las más virulentas fueron la de 1596 y la de 1647.
También el tifus podía provocar una crisis de mortalidad. Era una enfermedad muy relacionada con la subalimentación y la falta de higiene, por lo que los más afectados eran los pobres y vagabundos. Los porcentajes de mortalidad por tifus eran más elevados en adultos que en niños, y la estacionalidad se concentraba en invierno y primavera, probablemente por las malas cosechas. En España hay noticias de tifus en 1557. También eran importantes la viruela, el paludismo y la malaria.

martes, 22 de noviembre de 2011

La monarquía de los Borbones

En Octubre de 1700, el duque de Anjou se convertía en rey y moría el 1 de Noviembre. Desde Versalles, Felipe V emprendía su viaje y el 18 de Febrero de 1701 entraba en Madrid. Así quedaba entronizada la Casa de Borbón en España.
La organización de los Austrias se fue transformando por la contienda y el Reformismo Ilustrado. El cambio empezó por la Corona. Se introdujo la ley sálica que excluía del trono a las mujeres y exigía que los futuros reues hubieran nacido en España. El poder real se concentró más debido a la abolición de las Cortes de los reinos de la Corona de Aragón y la incorporación de éstos a las Cortes de Castilla.
Carlos IV convocó las cortes para la jura del heredero pero el acuerdo no se promulgó y en 1833, a la muerte de Fernando VII, los seguidores de su hermano D.Carlos , rechazaron la sucesión del difunto rey en su hija Isabel II y reclamaron el trono para su candidato.
Los borbones emprenden una lenta pero progresiva reforma de la Administración Central, sustituyendo el régimen de Consejos por otro de Ministerios como en Francia.
Las reformas borbónicas tienen su mejor exponente en los llamados Decretos de Nueva Planta(1707-1718) a partir de la batalla de Almansa. Se eliminan los fueros aragones y valencianos, se suprimieron las Cortes Generales de la Corona de Aragón y las particularidades de cada reino, que se irían integrando en las Cortes Castellanas; y los tradicionales Consejos creados y consolidados por los Austrias van perdiendo atribuciones. En Cataluña se prohibe el uso del catalán; y sólo Navarra y Vascongadas pudieron, por su lealtad, conservar sus fueros.
Al final de la Guerra de sucesión se emprendió la reforma de los Consejos. Se suprimió el Consejo de la Cámara de Castilla y se reorganizó la sala de Alcaldes. Se rescató la figura del superteniente y se vieron relegados los ministros.
La gestión político-administrativa se desplazó de los Consejos a la Secretaría de Despacho Universal, donde los titulares se unían en la Junta Suprema de Estado.
Sin embargo,estas reformas apenas tuvieron vigencia, pues con el ascenso de Julio Alberoni, se lleva a cabo una contrarreforma de restituir todos los consejos y tribunales al pie antiguo. En este régimen, el monarca asume teóricamente todo el poder, delegando una gran parte de competencias en los secretarios de Estado. Se reestablece el Consejo de la Cámara de Castilla y se desarrolla el fortalecimiento miniterial frente al debilitamiento del sistema de Consejos.
Cuando cae Alberoni en 1719, su posición la ocupa el Secretario de Estado Grimaldo, que convierte las secretarías en 5. Más tarde, pasa a ser "Ministro Universal" al ocupar todas las secretarías. Con él, la casa de Borbón llega a su plenitud.
En el reinado de Fernando VI, Carvajal es nombrado Secretario de Estado, y entre él y Ensenada ocuparán en 1747 casi todo el poder político. Ambos son contrarios a los consejos y partidarios de los Ministerios.
Durante el reinado de Carlos III se alcanza el apogeo de las reformas promovidas por la casa de Borbón en España. Estuvo gestionado por Esquilache y Grimaldi, que regularon el despacho colectivo. El Consejo de Guerra introdujo un secretario con carácter de decano, primando así el sistema ministerial sobre el polisinodial. En 1776 se crea la Junta Suprema de Estado y el Gabinete pasó a integrarse por 7 ministerios.
En el S XVII, en la Corona de Castilla se implanteron las provincias con los intendentes; y en la Corona de Aragón, los corregimientos, mediante los Decretos de Nueva Planta. A finales de siglo se procede al establecimiento de la división provincial. Los antiguos virreinatos se convierten en provincias, poniendo al frente de ellos un Comandante General. El reino de Navarra y las tierras vascas conservan sus instituciones tradicionales. En 1718 se institucionalizan los intendentes, a los que se les atribuyen los negocios fiscales y militares; y la función judicial y de policía es destinada a los militares.
La vida municipal había perdido su autonomía inicial, por ello, los borbones trataron de imponer un modelo uniforme, el castellano, al mismo tiempo que la centralización de su actividad. En 1745, se introdujeron nuevos criterios en la recaudación de los arbitrios municipales, en 1751 se ordena a los municipios que rindan cuentas todos los años al Consejo de Castilla; y por último, Carlos III crea la Contaduría General de Propios y Arbitrios.
Ante el malestar popular, se inicia un proceso democratizador de los municipios, que pretende permitir el acceso a los oficios concejiles a individuos procedentes de las clases populares. Se establecieron en todos los pueblos un Procurador Síndico Personero y varios diputados del Común.
Por último, en 1768 se establecen los alcaldes de barrio, elegidos por los vecinos. Su función era hacer cumplir a los vecinos las ordenanzas y disposiciones generales.

Sevilla, capital comercial del imperio americano


A finales del siglo XVI Sevilla contaba con unos 150.000 habitantes y se había convertido en una de las primeras ciudades de Europa. Uno de los principales motivos fue el descubrimiento de América que le benefició considerablemente. También se estableció la Casa de Contratación como órgano de gestión del comercio americano.
El puerto fluvial del Arenal era desde donde se organizaban las entradas y salidas de mercancías hacia las Américas. Al otro lado del río Guadalquivir comunicado por un puente de barcas se localizaba el barrio de Triana.
En el interior de las murallas se podían encontrar numerosas iglesias y conventos. Entre todas ellas destacaba la catedral gótica y la emblemática Giralda, único resto de la antigua mezquita mayor de la ciudad.
Sevilla, a pesar de ser una ciudad comercial, era también ciudad de nobles como los Duques de Medina Sidonia, Béjar o Arcos. Dentro de los muchos palacios que nobles y comerciantes ricos construyeron durante el siglo XVI cabe destacar La Casa de Pilatos.
Podemos decir que hubo dos Sevillas, la aristocrática y comerciante situada en el interior de la ciudad amurallada y la marinera con aires populares, pícaros y marginales en el barrio de Triana y el Arenal.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Cultura y mentalidades en la España del Siglo XVI

CULTURA Y MENTALIDADES EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI

La inmensa mayoría de la población era analfabeta. La cultura escrita era monopolio de una minoría culta, formada por clérigos y nobles; y la cultura popular oral estaba muy influenciada por el clero.
La mayoría de la población no podía acceder a la cultura escrita porque los niños de los campesinos o de las clases populares, debían colaborar desde la infancia en su manutención y no tenían tiempo para niguna formación.
Las universidades se desarrollaron, aunque siguieron enfocadas hacia la teología o las humanidades, dejando de lado los estudios científicos. No obstante, instituciones como la Academia de las Matemáticas, creada a instancias de Felipe II, se preocuparon por la difusión de las ciencias en nuestro país.
En lo referente a mentalidades, España pasó de una cultura humanista, que defendía una cierta tolerancia, a una cultura intolerante y represiva, que tendrá su mayor concreción en el ideario del Concilio de Trento.
La creación literaria estuvo fuertemente sujeta a la censura religiosa y en 1559 se publicó el "Índice de libros prohibidos".
Pese a ello, la cultura española vivió una época de verdadero apogeo. La picaresca alcanzó su culmen con obras como el Lazarillo de Tormes y, aunque el Quijote fué publicado en la siguiente centuria, Miguel de Cervantes inició su labor en el S XVI.
Con respecto al arte, se aprecia una continuidad de las formas góticas en las que se van intercalando elementos renacentistas italianos. A partir del primer tercio del S XVI se produce una transformación, con el triunfo definitivo de las corrientes renacentistas, cuya mayor muestra es el Palacio de Carlos I construido en el interior de la Alhambra de Granada.
A mediados del S XVI empiezan a apreciarse influencias manieristas, el Greco o el Monasterio de San Lorenzo del Escorial son algunos ejemplos.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Relación histórica entre Francia y España

España y Francia siempre históricamente han sido dos países que no han tenido una buena relación, cosa normal si lo vemos desde un punto de vista objetivo, dado que ambos se jugaban la hegemonía de Europa en épocas anteriores y que se enfrentaron en varios ocasiones por la conquista de múltiples territorios e intereses económicos

Ya definidas las fronteras y conseguida la estabilidad en Europa, las malas relaciones no solo se ven en el ámbito politico, sino también es el ámbito social, actualmente en la relación politica es buena, pero en la sociedad todavía se nota cierto recelo hacia los franceses en todos los ámbitos, ya puedo pasar por algo que tan poco tiene que ver con los los conflictos de antaño como el fútbol, habiendo un deseo español en que pierda los franceses en todo, este deseo es mutuo, ya que ellos son de la misma opinión.

Estas malas relaciones vienen de muy atrás, ya los reyes católicos intentaron aislarlo mediante acuerdos con Inglaterra, Países Bajos, Alemania, pasando por su peor estado a partir del reinado de Carlos V que supuso una serie de guerras por herencias, en total cuatro, con Francisco I, a pesar de ellos tras estos años de conflicto vinieron unas épocas de paz, que se vieron truncados por la guerra de los 30 años, después vinieron una serie de intentos de conquista aprovechando nuestra debilidad por parte de Napoleón Bonaparte, que aun la sociedad recuerda.

En la actualidad a pesar de todo, se mantiene una teórica buena relación, ayudándonos los franceses en materia tan importantes como la lucha del terrorismo, que en últimos dias tanto esta de actualidad, siendo de gran ayuda para acabar con ellos